La Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA) tendrá un nuevo encuentro en los próximos meses del año 2025, según lo acordado en la última reunión de ministros. El último encuentro fue el 30 de septiembre de 2023, la decimonovena edición del organismo.
Las proyecciones para este año son prometedoras, teniendo en cuenta la reunión del Consejo de Ministros que se dió a fines de 2024. En las reuniones, veinte Estados africanos asociados a la región del Sahel y África subsahariana se encontraron para tratar la situación económica de la región; ocho de ellos son miembros permanentes fundantes del UEMOA: Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea-Bissau, Mali, Níger, Senegal, y Togo. Se proyecta la participación de todos ellos para los futuros encuentros del 2025.
Una de las temáticas y objetivos centrales del organismo es la necesidad de incrementar la autonomía financiera del Sahel, región históricamente dependiente de Francia desde la descolonización. En la actualidad, doce ex-colonias francesas que componen el UEMOA, además de Guinea-Bissau (ex-colonia portuguesa) y Guinea Ecuatorial (ex-colonia española) comparten una moneda imperialista que se sostiene hasta nuestros días: El Franco CFA.
El Franco CFA, o Franco de la Comunidad Financiera Africana, es una moneda emitida e impresa en Francia, con un tipo de cambio fijo al Euro, que es comprada y utilizada por las naciones del Sahel subsahariano. Esto generó un enriquecimiento a gran escala para Francia desde la pérdida de sus colonias, mientras que para las naciones independientes de África, generó una enorme dependencia financiera que se denominó “Colonialismo Indirecto”.
De este modo, uno de los objetivos centrales del UEMOA, así como de la Alianza de Estados del Sahel (AES), es tratar de garantizar una mayor autonomía financiera y empezar a promover un mercado interno para comenzar a desarrollar una economía y producción propias.
Ibrahim Traoré y el Panafricanismo
Como respuesta a la dependencia y el problema de desarrollo que genera el Franco CFA y los términos de intercambio desiguales a los que se encuentran sujetos los países de la región, además de la explotación laboral y la dominación de las grandes empresas multinacionales sobre la economía africana, surgió en las últimas décadas el movimiento del Panafricanismo.
El Panafricanismo busca la cooperación y unidad entre naciones africanas para garantizar mayores derechos e independencia ante los intentos de imposición económica, cultural, religiosa y política. Si bien es un movimiento que tiene raíces históricas en el Siglo XX, estos últimos años ha tenido grandes exponentes que reivindicaron y promovieron la posición de las naciones africanas en el mundo.
El 6 de octubre de 2022, en Burkina Faso surgió una figura que se alzó como gran exponente moderno del panafricanismo: Ibrahim Traoré. Mandatario presidencial y líder del ejército burkinés, ha tenido un eje claro en sus políticas durante los últimos tres años de su liderazgo: a través de la cooperación entre naciones africanas, busca desligarse de las instituciones europeas y promover mayor autonomía productiva y financiera en la región. Desde su asunción en el poder, su postura fue clara: eliminar el Franco CFA y proponer una moneda común para el AES en el Sahel, además de sustituir importaciones de productos y aprovechar la riqueza de recursos que tiene la región para empezar a promover la producción y consumo internos.
El movimiento de Traoré se extendió a todo el Sahel y a la UEMOA: es uno de los grandes candidatos para presidir el organismo de cara a finales de este año. Esto podría devenir en una transformación radical en las políticas financieras del África subsahariana, con el objetivo de independizarse y ganar fuerza ante las empresas multinacionales y las potencias occidentales. La gran apuesta de Traoré y sus principales aliados (Mali, Níger, Senegal) se centra en la reforma de la UEMOA para dejar libre a la voluntad de cada país la decisión de mantener o abandonar el Franco CFA. Esto tuvo gran apoyo de la población a pesar de tratarse de un gobierno no-democrático; generó diálogo sobre la legitimidad y la política de los mandatarios en África.
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Alassane Ouattara y la alianza con Europa
Sin embargo, la postura panafricanista tiene múltiples desafíos. Uno de sus grandes opositores en la región es el Presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, quien compite por el liderazgo dentro de los organismos regionales, como la UEMOA.
Ouattara se presenta como un mandatario cercano y afín a los intereses europeos. Es el aliado más cercano del presidente francés Emmanuel Macron y busca la continuidad del Franco CFA, lo que implica un apoyo tácito al liderazgo de las empresas francesas tanto en su país como en el África Occidental. Además, Ouattara se mostró crítico de Traoré, alegando que su gobierno se presenta como antidemocrático, por lo que no representa la voluntad del pueblo a pesar del gran apoyo popular que posee. Siguiendo los valores occidentales, Outtara insiste en la importancia de traer el modelo neoliberal democrático a África.
El choque de modelos se da entre la continuidad de Ouattara, principalmente apoyado por Benin y Togo, y la ruptura total con el modelo occidental y el Franco CFA que busca Traoré, apoyado por los Estados del AES (Mali y Níger) y Guinea.
Perspectiva a futuro para la región
Estos dos grandes bloques regionales generaron tensión y división política en el Sahel. Los estados del UEMOA comparten políticas económicas a través de un Banco Central común, principalmente administrado por Francia, que también es el emisor de su moneda. Esto implica que, de darse un choque entre los dos modelos, Estados como Guinea, Níger o Mali, que buscan la ruptura total con el Franco CFA se tendrían que separar de la UEMOA y desarrollar bancos nacionales o regionales para la emisión de una moneda propia.
Un antecedente de esta ruptura se dió en 2023, cuando los Estados de la AES decidieron abandonar la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) con la justificación de que estaba bajo influencia francesa. Esto marcó una postura muy alejada de occidente por parte de los gobiernos del Sahel.
Otro de los posibles desenlaces es que la postura de Traoré se imponga en los organismos del África Occidental, iniciando una profunda transición institucional en la que, a través de la cooperación, se fortalecería la autonomía financiera de la región.
Los mayores desafíos que afrontan las posturas transformadoras en la realidad se encuentran en los conflictos civiles internos que atentan contra los gobiernos y la continuidad política necesaria para realizar los cambios. Además, la búsqueda de mayor autonomía atenta directamente contra los intereses de las potencias occidentales, que se han enriquecido a partir del colonialismo indirecto y buscan mantener el status quo en la región.
Independientemente del desenlace, hay una clara intención en África Occidental de fortalecer la cooperación a través de instituciones.
Que el conocimiento no se extinga.