A 55 días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el 10 de septiembre marcó un día decisivo: el primer encuentro cara a cara de Donald Trump, candidato del Partido Republicano, y Kamala Harris, candidata del Partido Demócrata, luego de la retirada de Joe Biden como aspirante a la reelección. El debate se llevó a cabo en el National Constitution Center de Filadelfia, Pensilvania. El estado no fue seleccionado al azar: el rol que juega Pensilvania en las elecciones de Estados Unidos es históricamente crucial ya que, al igual que Arizona, Georgia, Michigan y Wisconsin, es un “swing state”, es decir, un estado que puede oscilar entre un candidato demócrata o republicano dependiendo la elección.
El debate tuvo reglas claras: una duración de 90 minutos, no se dieron a conocer con antelación los temas a desarrollar, los candidatos tuvieron dos minutos para responder las preguntas, dos minutos para refutar y un minuto adicional para hacer seguimiento, aclaraciones o respuestas y los micrófonos se apagaban terminado su tiempo de exposición. El enfrentamiento giró en torno a los siguientes ejes: la economía, el aborto, la inmigración y la política exterior. Abarcó también el conflicto entre Hamas e Israel y la situación entre Rusia y Ucrania. A continuación, los 4 puntos claves para entender las propuestas y choques que hicieron del debate presidencial del 10 de septiembre:
El candidato republicano se mantuvo fiel a su estilo combativo, defendiendo su historial ante los ataques de Harris y arremetiendo contra la administración actual, acusándola de ser la responsable del estado actual de la Nación. La estrategia de Trump a lo largo de la noche se basó en su capacidad para polarizar, uno de sus mayores activos, con el objetivo de incitar a su base electoral con mensajes fuertes y ataques personales: “Es una marxista. Todo el mundo sabe que es una marxista”, acusaba el expresidente republicano a Harris.
Por otro lado, Kamala Harris adoptó un enfoque más moderado y conciliador, marcando que los estadounidenses tienen más cosas en común que aquellas que los separan. “Yo no soy Joe Biden y tampoco Donald Trump” enfatizó la candidata. Su estrategia consistió en diferenciarse de Trump, mientras Harris etiquetaba al expresidente como “el mismo manual viejo y agotado, un montón de mentiras, agravios e insultos”, la candidata se posicionó como una oportunidad de dejar el pasado atrás y ver hacia el futuro.
El tema que abrió el debate fue la economía y el costo de vida, cuestión que se ganó la atención de todos los ciudadanos de Estados Unidos. Harris, quien fue la primera expositora del debate, destacó el plan de políticas para impulsar a la clase media y a pequeñas empresas como parte de su visión de crear una “economía de oportunidad”. La vicepresidenta lanzó su primer dardo al ex presidente Donald Trump: "Nos dejó el peor desempleo desde la Gran Depresión”. Por su parte, Trump criticó la gestión económica de la administración Biden-Harris, afirmando que dejó un "desastre" económico y la peor inflación que tuvo la Nación.
La inmigracion fue un punto álgido en el debate y se llevó una de las frases más polémicas del candidato republicano: “Se están comiendo a los perros y a los gatos”, haciendo referencia a la noticia, que no ha sido verificada, sobre inmigrantes comiéndose mascotas en Ohio. Trump insistió en la necesidad de cerrar la frontera debido a que varias ciudades estadounidenses ya se parecen a “Venezuela con esteroides”. Por su parte, Kamala Harris afirmó que ella era “la única en este escenario que ha procesado a traficantes de personas” y ante las sugerencias del ex presidente que los inmigrantes estaban invadiendo el país, Kamala usó la oportunidad para mostrar la retórica de Trump como violenta y peligrosa.
El eje de la discusión se centro alrededor del aborto, haciendo referencia a la revocación del fallo Roe v. Wade, en donde la Corte Suprema de Estados Unidos anuló el derecho constitucional a la interrupción voluntaria del embarazo en 2022. Donald Trump adoptó una postura firme en defensa de la revocación del fallo Roe v. Wade y argumentó que la decisión devolvió el control sobre las políticas de aborto a los estados, lo que, según él, es la mejor forma de abordar el tema.
Kamala Harris, por su parte, defendió con vehemencia los derechos reproductivos de las mujeres, responsabilizando a Donald Trump por las consecuencias negativas de la revocación del fallo Roe v. Wade. Harris sostuvo que el gobierno no debería intervenir en las decisiones que afectan el cuerpo de las mujeres y abogó por restaurar las protecciones que existían bajo dicho fallo. Su enfoque fue claro al abogar por el derecho de las mujeres a elegir sin la interferencia estatal.
En este eje se abordó el conflicto de Rusia y Ucrania, el conflicto bélico en Gaza y se le preguntó a Harris por la retirada de las tropas en Afganistán. Respecto del conflicto bélico en Gaza, Harris afirmó que Israel tiene derecho a defenderse pero “importa el cómo”, criticando el tipo de respuesta israelí y expresando su certidumbre a una solución de dos Estados. Antes de que termine su tiempo de intervención, Harris se refirió a Trump como “débil y equivocado en materia de seguridad nacional y exterior”.
Por su parte, Trump afirmó que, de haber sido presidente, los conflictos en Israel y Ucrania no habrían ocurrido. Sobre la enfrentación entre Israel y Hamás, Trump criticó la gestión de Kamala Harris y aseguró que su administración habría impuesto sanciones que habrían evitado el conflicto. Respecto el enfrentamiento en Ucrania, Trump mencionó que, si él estuviera en el poder, terminaría la disputa rápidamente mediante negociaciones directas con los líderes de Rusia y Ucrania, y advirtió que la situación actual está arriesgando a convertirse en una Tercera Guerra Mundial.
El debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris del 10 de septiembre dejó varias conclusiones clave. Por un lado, Harris logró posicionarse como la candidata del cambio, a pesar de ser parte de la administración actual, destacando políticas orientadas hacia el futuro y logrando diferenciarse de un Trump que fue categorizado por ella como una figura del pasado. Por otro lado, logró que los ataques personales lanzados hacia el ego del ex presidente cumplan su cometido: la distracción. En las áreas en donde Donald Trump tenía sus 2 minutos para lucirse (como la inmigracion o los conflictos bélicos), se tropezó en lo que debería haber sido un terreno seguro. Por último, Trump no decepcionó a los seguidores de "Make America Great Again" (MAGA), el candidato republicano hizo todo lo que su base de votantes estaba esperando que hiciera.
En cuanto a los datos de las encuestas de The Economist, evidencian una contienda presidencial muy pareja, sugiriendo que, aunque el debate pudo haber dado un impulso a Harris, que cuenta con un 49% de intención del voto, Trump sigue pisándole los talones, con un 47%, haciendo que la elección en general siga estando cerrada. Ambos candidatos cuentan con bases sólidas, pero la pregunta que nos tenemos que hacer ahora es ¿Lograron convencer a los votantes indecisos para asegurar una ventaja decisiva?
Que el conocimiento no se extinga.