No es común que un país cambie su bandera. La forma en la que cayó el régimen (10 días) del único presidente que tuvo Siria durante todo el siglo XXI fue tan sorpresiva como eficaz.
La Organización para la Liberación del Levante (conocida como Tahrir al-Sham o HTS), liderados por al-Jolani, junto a aliados como el Ejército Nacional Sirio (apoyado por Turquía) e ISIS (siglas en inglés de Islamic State of Iraq and Syria) son las organizaciones responsables de poner fin al régimen de Basar Al-Assad e impulsar la huida de Rusia.
Considerado un grupo terrorista por muchos países, el HTS es el brazo armado de Al-Qaeda en Siria y se identifica con la rama sunita del Islam, opuesto a al expresidente Al-Assad, que pertenece a la rama chiita.
Siria enfrenta una guerra civil desde la Primavera Árabe en 2011, que fragmenta al país cada vez más. Seis bandos disputan el control territorial y político dentro de Siria.
La “República Árabe Siria” bajo el régimen de Al-Assad (1), apoyado por Rusia e Irán, disputaba el poder con HTS (2), ISIS (3), el Kurdistan Sirio (4), la ocupación turca bajo el “Gobierno Interino Sirio” (5) y la ocupación estadounidense bajo el “Ejército Libre Sirio” (6).
No obstante, en el 2020 se alcanzó una tregua respaldada por Turquía y Rusia. Previamente, el gobierno de Al-Assad intentó sin éxito recuperar Idlib, ciudad neurálgica de HTS en su momento. A pesar del alto al fuego, los combates esporádicos continuaron.
Sin Al-Assad, el Eje de la Resistencia es el más dañado. Irán perdió contacto directo por tierra con Hezbollah, por lo que el traspaso de armamento, misiles y recursos se realizaba a través de Siria. En consecuencia, Irán solo podrá acceder al Líbano por aire, lo que es mucho más costoso.
La relación entre Irán y Siria nunca fue amena. Al Assad intentó despegarse cada vez más de la influencia de los milicianos iraníes, que fueron reemplazando al personal ruso desde la guerra de Ucrania. En mayo de 2023, Siria fue readmitida como miembro pleno en la Liga Árabe, movimiento que buscó alejarse de Irán.
Una peculiaridad fue la celebración del grupo Hamas con HTS. Mientras Hezbollah tuvo enfrentamientos directos en pos de intentar defender al régimen de Al-Assad, Hamas festejó el establecimiento del nuevo gobierno.
Rusia logró negociar con el nuevo gobierno para mantener sus bases militares estratégicas en el Mediterráneo, fundamentales para mantener su influencia geopolítica en la región. Las declaraciones del líder de HTS, Al-Jolani, fueron positivas para Moscú, invitándolos a formar parte del proyecto y de la reconstrucción de la nueva Siria.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (PKK) de Kurdistán perdieron un “aliado” cercano con la caída de Siria. Al-Assad brindaba seguridad al confrontar con los grupos terroristas extremistas, como HTS, por lo que el futuro se complejiza para este grupo demográfico. Apoyados por Rusia y Estados Unidos (EEUU), el PKK avanzó hacia el límite oriental del Río Éufrates, desarrollando mayores capacidades defensivas ante un ataque por parte de las organizaciones islámicas
En el caso norteamericano, el secretario de Estado Antony Blinken se reunió recientemente con los cuerpos diplomáticos de Turquía, Jordania, Irak, la UE y el Secretario General de la ONU, con el fin de darle forma a la futura Siria, sin presencia alguna del Estado Islámico. Para evitar su reorganización, Estados Unidos llevó a cabo fuertes bombardeos en objetivos de ISIS en el árido desierto sirio.
Por el lado de los ganadores, Israel logró exitosamente persuadir a HTS. Lo hizo mediante el ingreso de su ejército por los altos de Golán, que destruyeron todo armamento y equipamiento existente del ejército (ya extinto) de Al-Assad, con el fin de que HTS no lo obtenga. Además, las Fuerzas de Defensa de Israel se instalaron a 40 km de la capital siria, Damasco. La persuasión se vió reflejada en la explícita declaración de Al-Jolani de no querer un conflicto con Israel.
A su vez, Turquía aparenta ser el claro ganador tras la caída de Al-Assad. Reabrió de nuevo su embajada luego de que estuviera cerrada varios años, instó a sus 3 millones de refugiados sirios a volver a su país natal y empresarios turcos comenzaron a visitar enclaves sirios. Sin el aliado de Irán, Turquía aprovechará, a través de su facción en el gobierno, para expandir su influencia geopolítica en el país y así en la región.
En este momento, quien se encargará del gobierno de transición en los próximos tres meses es el primer ministro Mohammad Al Bashir. Su objetivo será administrar la reconstrucción del país “la cual es responsabilidad de todos”, declaró.
HTS fue considerado un grupo terrorista por una enorme unanimidad: EEUU, la Unión Europea, Rusia, China y Turquía; pero está visión está cambiando en favor de la facción rebelde. Naciones occidentales han declarado la posibilidad de dejar de considerar al grupo como “terrorista”.
Con respecto a la integridad territorial, la misma está asegurada tanto por el nuevo gobierno de transición como por las potencias extranjeras. No hay intereses reales en romper las fronteras actuales del país, teniendo en cuenta la cantidad de bases rusas y norteamericanas que hay a lo largo de todo el territorio.
Por otro lado, se descubrieron las prisiones secretas del régimen sirio, donde las condiciones de vida son deplorables. Entre ellas está la prisión Saydnaya, ubicada a 15 kilómetros de Damasco. Son consideradas centros de tortura, y alojan a miles de prisioneros políticos como periodistas, opositores y activistas de derechos humanos.
Es la primera vez en 50 años que un Al-Assad no gobernará Siria. Pero parece ser que Siria está pasando de un régimen opresivo contra la oposición, a un régimen yihadista similar a Afganistán, a pesar de las “moderadas” declaraciones de Al-Jolani, quien busca el beneplácito de occidente para estabilizar su nuevo gobierno.
No obstante, las libertades individuales del pueblo sirio, como por ejemplo la posibilidad de las mujeres de estudiar y vivir una vida por fuera de la Sharia (ley islámica), nuevamente serán las más afectadas.
Una fuerte debilidad de la nueva Siria es su propio gobierno: los grupos extremistas son muchos, por lo que, si no logran generar un consenso y un gobierno de unidad con las facciones moderadas, la gobernabilidad del país entrará en duda, abriendo paso hacia la segunda guerra civil siria.
Que el conocimiento no se extinga.