Pese a que la última elección se pospuso a su fecha original, las instituciones permanecieron: desde su independencia no sufrió ningún golpe de Estado, sino que ha ido progresivamente avanzando a ser una “democracia electoral” estable, de acuerdo con V-Dem.
Desde el 2 de abril de 2024, Bassirou Diomaye Faye ocupa la jefatura del Estado, desafiando todos los prejuicios. Su ideología rectora, el panafricanismo, está resurgiendo con fuerza en muchos países, impulsando un continente que sueña con nuevas y renovadas formas de hacer política.
La academia presenta un debate sobre cómo definir panafricanismo. Uno de los primeros libros fue “África debe unirse”, publicado en 1963 por Kwame Nkrumah, quien sería presidente de Ghana entre 1960 y 1966. Está basado en la idea de liberarse del colonialismo y en unir a toda la sociedad africana bajo un mismo Estado soberano, superando así los problemas generados por la intromisión de los países colonizadores, las bajas reservas de capital y el poco personal cualificado. Muchos de los líderes que se han considerado panafricanistas se encuentran muy próximos al ideal socialista, el cual el gobierno es quien debe impulsar el crecimiento económico (Soler, 2018).
Otra de las primeras obras panafricanistas, fue Pensamiento africano: Ética y política de W.E.B. Du Bois. Lanzado en 1897 y con una mirada más antropológica, el autor explicita que la (hoy mal llamada) “raza negra” aún no había hecho su aporte a la civilización humana, pero para lograr eso, se debía conservar su identidad luchando contra su discriminación en sentido de unidad y a través de organismos internacionales propios (Soler, 2018).
Durante la década del ’20, sucedieron una serie de Congresos Panafricanos, aunque la dinámica de poder no permitió que se produzcan cambios notables, siendo meramente simbólico. Sin embargo, el pensamiento africano tuvo la oportunidad de acercarse a partidos políticos y grupos de izquierda, como el laborismo británico.
El sistema político actual senegalés es un semi-presidencialismo. Desde la reforma constitucional celebrada por referéndum en 2016, el Presidente de la República es el jefe de Estado con un mandato de 5 años y tiene peso en la designación del jefe de gobierno, es decir, el primer ministro.
Se debe tener en cuenta que Senegal ha ido mejorando progresivamente el nivel de su democracia desde su independencia en 1960. A pesar de que en sus inicios contó con un “partido único” dirigido por el Partido Socialista, en el 2000 triunfó el Partido Democrático Senegalés, de índole liberal.
No obstante, el Palais de la Republique fue ocupados por Macky Sall durante los últimos 12 años (2012-2024).
Por más que durante su primer mandato haya reducido el mandato presidencial de 7 a 5 años con una reelección, y haya tenido un relativo éxito económico (hasta la crisis sanitaria de 2020), durante el 2021 sucedieron fuertísimas protestas sociales por la detención del principal líder opositor, el diputado nacional Ousmane Sonko (Erro, ElPais, 2021), acusado de violación y amenazas de muerte. Siendo el máximo representante político senegalés del panafricanismo y con un discurso anticolonial y anticapitalista, Sonko fue (y sigue siendo) muy popular en los jóvenes, teniendo en cuenta que el 55% de los senegaleses tienen menos de 20 años.
Las redes sociales fueron fundamentales para visibilizar las protestas: El #FreeSenegal en Twitter recorrió el mundo.
Tras saqueos y enfrentamientos entre los jóvenes manifestantes que pedían la liberación del opositor y las fuerzas del orden, Sonko fue liberado unos meses más tarde con supervisión judicial, y su juicio fue aplazado dos años.
Este suceso dividió completamente al país. Mientras que la mujer denunciante de Sonko, quien siempre sostuvo su denuncia, afirmaba que estaba embarazada y aseguraba que Macky Sall no había intervenido en el asunto (Le Monde, 2021); los detractores del expresidente sostenían que todo eso fue una coartada para disimular ciertos rasgos de autoritarismo y ensuciar la carrera política de su opositor, socavando su posible candidatura a las presidenciales del 2024.
Sin embargo, las tensiones continuaron. En 2023 la justicia sentenció a Sonko con dos años de prisión, lo cual desató nuevas protestas masivas. Con el fin de reducir tensiones, Sall anunció no presentarse a un tercer mandato alegándolo a una cuestión de “responsabilidad”, por más que su interpretación propia sobre la Constitución le hubiese permitido presentarse, debido a que el límite de mandatos se había aprobado en 2016, y no era retroactiva. Durante todo el 2023, la sociedad senegalesa esperó con ansias la definición oficial del expresidente.
Fue la primera vez que un presidente senegalés organiza los comicios sin optar por reelegirse. Hubo muchos saqueos, cientos de heridos, detenidos, y muertos a manos de la policía (Aldekoa, La Vanguardia, 2023).
La tensión política y social claramente se vio reflejada en las elecciones presidenciales del 2024, las cuales no estuvieron exentas de polémicas.
El partido opositor de izquierda panafricanista Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF), del cual Sonko era su líder, fue “disuelto” en julio de 2023 por el Ministerio del Interior bajo el argumento de que, desde su creación, ha frecuentemente “llamado a sus simpatizantes a la insurrección, lo cual generó perdidas de vida, muchos heridos y saqueos a edificios tanto públicos como privados”, en referencia a las manifestaciones del 2021 y 2023 (Aljazeera, 2023).
El código electoral senegalés indica que ninguna persona puede ser candidato si se encuentra condenados por crimen o en una pena de prisión suspensa o no, por lo que Sonko no pudo participar de la contienda. En su lugar, Bassirou Diomaye Diakhar Faye ocuparía su lugar avalado por el líder opositor.
Abogado y secretario general de PASTEF luego del arresto de Sonko, Faye fue encarcelado en mayo de 2023 por “cuestionamientos a la justicia”. Pero la ausencia de una sentencia firme le permitió ser el principal candidato opositor para las presidenciales del 2024.
La coalición electoral en la que participó en conjunto con más de 188 partidos y movimientos fue denominada Faye Président, sin demostrar en ningún momento algún logo, color o insignia del suspendido partido PASTEF (Página electoral oficial). Gran parte de su campaña prestó atención al lenguaje local senegalés Wolof a tal grado que el slogan “Diosmaye mooy Ousmane”, lo cual significa Diosmaye is Ousmane. Su principal retórica fue enfocada en generar un “cambio de sistema”, renegociando contratos gasíferos y petroleros, eliminar la moneda vigente, el Franco CFA (la cual Francia posee un control casi absoluto de su valor), perseguir la corrupción y reducir el desempleo, esta última la principal preocupación de los jóvenes. (TRTAfrika, 2024). De acuerdo con tradingeconomics, la tasa de desempleo superaba el 22% a finales de 2023.
Desde el lado del oficialismo, el candidato presidencial que reemplazó a Macky Sall fue el primer ministro Amadou Ba, bajo la coalición “Alianza por la República”. Su campaña y declaraciones consistieron en mantener el statu quo, es decir, la “paz y prosperidad que Macky Sall” había traído al país, aumentar en un millón los puestos de trabajo en los próximos 5 años, así como también acusar de bandidos a Faye y Sonko (Cissé, BBC, 2024)
Las elecciones irían a celebrarse el 25 de febrero de 2024. Sin embargo, horas antes del inicio de la campaña electoral, la Asamblea Nacional atrasó la votación 10 meses debido a la investigación de dos jueces del Consejo Institucional por parte de una comisión parlamentaria. En línea con la Asamblea, y teniendo en cuenta que la mayoría parlamentaria era oficialista, Macky Sall derogó el decreto que convocaba al organismo electoral (LeMonde).
No obstante, la violencia se disparó nuevamente, y la sociedad senegalesa se movilizó a las calles en masivas protestas frente el aplazamiento del proceso electoral. Incluso, uno de los candidatos presidenciales fue detenido durante la movilización. En Dakar, la capital de Senegal, la policía intentó dispersar a los manifestantes reprimiéndolos, pero estos se las habían arreglado para organizar barricadas con neumáticos y tirando piedras. Los principales cánticos que se escuchaban eran “¡Votaremos! Y ¡Macky Sall dictador!” (McGuinn, France24, 2024).
Además, la presión fue también externa. Tanto Organismos internacionales como la Comunidad Económica de los países de África Occidental (ECOWAS), la Unión Europea, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; como Francia y Estados Unidos, llamaron a contener la situación y a organizar la elección tan pronto como posible de manera pacífica y transparente.
Finalmente, se anuló el aplazamiento electoral. En un acto de racionalidad, Macky Sall anunció que las elecciones se realizarán el 24 de marzo (Dione, 2024, Apnews). Además, la Asamblea aprobó una ley de amnistía para dejar a los líderes opositores unos días previos a la elección para participar de la campaña electoral, recibiendo mucho apoyo entre los jóvenes (Négoce y Aradi, BBC, 2024).
19 candidatos fueron los que han sido aceptados por el órgano electoral para participar de las elecciones, con muchos otros suspendidos. Bajo la mirada de observadores internacionales, el resultado electoral dió el 54,28% (casi dos millones y medio de votos) a Faye, siendo así ganador en la primera vuelta. De esta manera, por primera vez el panafricanismo había llegado al poder en Senegal y de forma democrática. Su competidor, Amadou Ba terminó segundo, con el 35,79%; y el resto de los candidatos no superó el 3%.
A los pocos días de asumir a principios de abril, Faye eliminó la suspensión de PASTEF e indultó a Sonko, a quien designó como Primer Ministro, teniendo en cuenta que él ocupaba una banca en la Asamblea Nacional previo de ser detenido.
Sin embargo, la actual composición de la Asamblea Nacional no le permitió avanzar en un ninguno de sus proyectos durante sus primeros seis meses. En respuesta, el flamante nuevo presidente disolvió el parlamento y llamó a una nueva elección legislativa que será realizada el 17 de noviembre, bajo el argumento de la promesa de la “transformación sistémica” (Pronczuk y Dione, APnews, 2024).
En un continente donde las instituciones han sido históricamente muy débiles, es un hito reconocer que Senegal las supo mantener durante estos complejos años. La presión social de movilización cuando se creía que peligraban jugó un papel fundamental. Toda sociedad debe proteger sus instituciones porque son la base de la legitimidad y la confianza pública.
Son contadas excepciones que un líder panafricanista llegue al poder mediante métodos democráticos: Los Estados del Sahel como Níger, Burkina Faso y Malí son ejemplos muy cercanos a Senegal. Sin embargo, ambos poseen el denominador común de recibir un masivo apoyo por parte de la sociedad.
Faye puede ser la brisa fresca (y democrática) que avive los vientos de cambio en todo el continente africano.
Que el conocimiento no se extinga.