El 9 de mayo, en el evento conmemorativo por el 80 aniversario de lo que los rusos llaman “Gran Guerra Patria”, Moscú recibió a diversos líderes mundiales, entre ellos Nicolás Maduro, Lula da Silva y, en especial, al presidente chino Xi Jinping. Esto no fue una mera reunión de alianza entre jefes de Estado, sino una instancia de negociación clave para estos países.
El término “Gran Guerra” hace referencia al conflicto desatado en 1941 por la invasión de la Alemania Nazi a la Unión Soviética, que duró hasta 1945 y se cobró la vida de millones de combatientes y civiles rusos, pero significó a su vez la derrota del régimen nacionalsocialista.
Tanto el presidente ruso Vladimir Putin como Xi Jinping, han acordado una aceleración en la construcción del gasoducto conocido como “Fuerza de Siberia II”, que supone un abastecimiento de más de 50.000 millones de metros cúbicos de gas anuales hacia las provincias del noreste de China (Hebei, Beijing y Tianjin), las más productivas del país.
Este gasoducto se suma a los ya existentes, el primer “Fuerza de Siberia” y el de la “Ruta Este”, que significaron un entrelazamiento energético importantísimo entre Rusia y China. Un beneficio clave para China es satisfacer las demandas energéticas no solo de millones de hogares, sino también de sus sectores industriales, que son los más productivos del planeta. La creación del gasoducto “Fuerza de Siberia II” surge porque los anteriores gasoductos no llegan a abastecer la demanda china.
Para Rusia, el incremento en exportaciones de gas hacia el centro este de Asia es de primer interés, porque reduce su dependencia del mercado europeo, que lo ha sancionado desde el inicio de la guerra con Ucrania en febrero de 2022. La venta de gas es una de las actividades que más ingresos generan al país.
Sin embargo, el proyecto del gasoducto “Fuerza de Siberia II” está parado, porque gran parte de su recorrido es a través de Mongolia, país que no aportó el dinero requerido para la construcción. Por eso, Rusia ha estado negociando con el país en un intento de retomar la obra del gasoducto, ofreciéndole la capacidad de acceder al recurso a un precio subsidiado.
Que el conocimiento no se extinga.