El descontento por parte de los Estados sahelianos con Francia, llevó a la expulsión de Francia de la región, y a la búsqueda de un nuevo aliado: Rusia. El desagrado es resultado de los métodos improductivos para la resolución de conflictos y el apoyo a gobiernos poco democráticos instaurados en el Sahel.
Esta abrupta decisión conlleva un alejamiento no sólo de Francia, sino de todo occidente. Los estados Sahelianos ven en Rusia la posibilidad de abarcar múltiples aspectos. La relación Sahel-Rusia no solo se basa en el desarrollo e intervención militar, sino que busca y desarrolla los aspectos económico y diplomático. Esto convierte a Rusia en el socio principal del Sahel.
El Sahel es una extensa zona geográfica de aproximadamente 5.400 km, que atraviesa Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía. Son países con diversas problemáticas sociales, políticas, económicas, entre otras.
Los golpes militares de Mali, Níger y Burkina Faso fueron clave en la expulsión de Francia. Las juntas militares que asumieron en cada país fueron las encargadas de expulsar las fuerzas francesas y estadounidenses, y de recurrir a los contratistas militares rusos como método de asistencia de seguridad en la región.
Países como Malí, Burkina Faso y Níger escalaron en sus decisiones. En 2023 abandonaron la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), para crear la Alianza de los Estados del Sahel (AES). La justificación fue que la CEDEAO estaba bajo influencia francesa, y que con la AES se busca unir sus fuerzas militares y diplomáticas. Su alejamiento de occidente inició hace años, haciendo que su relación sea cada vez más tensa, algo que Rusia vio como una oportunidad.
En abril de 2025, hubo reuniones fuera de lo común: los diplomáticos del Sahel fueron recibidos en Rusia, en la búsqueda de fortalecer la relación en cuanto a la seguridad de los Estados. Para esto, Rusia prometió abastecer de tropas y suministros militares al Sahel, empoderando a los gobiernos. También fortaleció las fuerzas militares y de seguridad para combatir a los grupos terroristas presentes en la región.
La presencia de los contratistas militares rusos está activa en varias zonas del Sahel. Esto le permitió a Rusia poder aprovecharse de los recursos minerales en la región, a cambio de sus servicios de seguridad.
Según el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el accionar ruso y las reuniones entre su Estado y la AES permiten que se allane el camino para una nueva forma de establecer la política en el Sahel, un curso político independiente y una forma de seguridad regional autosuficiente. Esto intensifica la influencia extranjera en los países de África Occidental.
Que el conocimiento no se extinga.