Este plan, que busca reducir lo que las autoridades consideran un "exceso" de población migrante, generó fuertes cuestionamientos sobre derechos humanos y el respeto al debido proceso.
Ambas naciones comparten no solo la isla, sino también una herencia cultural, artística y étnica. A lo largo del tiempo, esto permitió el surgimiento de lazos familiares y comunitarios entre los dos pueblos. Sin embargo, la profunda crisis en Haití obligó a muchos de sus ciudadanos a emigrar en busca de oportunidades, lo que llevó a más de medio millón de haitianos a residir actualmente en el territorio dominicano.
Desde su llegada al poder, el presidente dominicano Luis Abinader, ha endurecido las políticas migratorias, incluyendo la construcción de un muro de 165 kilómetros en la frontera. El gobierno justifica estas medidas argumentando que la migración supone una carga significativa para los servicios de salud y educación y sostiene que la respuesta dominicana es consecuencia de la advertencia que le habían hecho a la comunidad internacional por su inacción ante la situación en Haití.
El proceso de deportación masiva, en muchos casos, implica arrestos previos a la verificación de la documentación migratoria, generando escenas de brutalidad que contradicen los estándares internacionales de derechos humanos y dignidad. En respuesta, Haití ha denunciado estas prácticas como inhumanas, mientras que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha recordado a las autoridades dominicanas su deber de proteger los derechos de quienes buscan asilo y de evitar expulsiones colectivas.
A pesar de la situación, es indiscutible que los haitianos juegan un rol crucial en sectores económicos clave como la construcción y la agricultura. En 2023, Haití se posicionó como el segundo socio comercial más relevante para la economía dominicana, con exportaciones hacia el país vecino que alcanzaron los 857,2 millones de dólares. En 2017, se estimó que los trabajadores haitianos representaban el 7,4 % del Producto Interno Bruto (PIB) dominicano, lo que refleja su importante contribución económica.
No obstante, la integración de la comunidad haitiana sigue siendo un desafío, en parte por actitudes xenófobas y una percepción de amenaza en algunos sectores. Mientras algunos dominicanos ven la migración haitiana como un peso, otros reconocen el valioso aporte de esta comunidad a la economía y sociedad local.
Que el conocimiento no se extinga.