En los últimos días se desataron una serie de protestas gubernamentales en la ciudad de Tbilisi, capital de Georgia. Sucedió luego de que el Primer Ministro de Georgia, Irakli Kobajidze, anunciara la decisión de suspender el Proceso de Admisión de Georgia a la Unión Europea. Esto ocasionó un fuerte descontento social que culminó en fuertes enfrentamientos con la policía. Estas manifestaciones se producen en un contexto de denuncia de fraude en las últimas elecciones por parte de la oposición.
Desde marzo de 2023, la sociedad georgiana comenzó a salir a la calle para exigirle al gobierno dar marcha atrás con la ley de “agentes extranjeros” que buscaba criminalizar a los opositores al gobierno y a aquellas organizaciones que recibieron algún tipo de inversión extranjera. Como consecuencia de estas protestas, el gobierno decidió finalmente no seguir adelante con la ley. Esta medida logró aplacar a los manifestantes quienes, sin embargo, exigían al gobierno que Georgia debía ingresar a la Unión Europea, hasta incluso entonaban el himno a la alegría en las manifestaciones.
Asimismo, es importante mencionar que estas protestas se produjeron en un país que cuenta con una importante influencia del Kremlin. Esto se debe a que en el año 2008 la Federación Rusa invadió Georgia en una incursión militar que se consideró el antecedente principal de la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022. Los principales funcionarios de la Unión Europea como la Presidente de la Comisión, Ursula von der Leyen, expresaron su apoyo a los manifestantes alentándolos a presionar al gobierno para que Georgia ingrese a la Unión Europea.
Las protestas se prolongaron durante todo el año 2023 y el 2024, hasta que el 26 de octubre de este año se celebraron las elecciones generales en el país. En dichas elecciones, el Partido Sueño Georgiano obtuvo el 53% de los votos, mientras que la Alianza de Partidos opositores obtuvo solamente el 37% de los votos. Días después de conocerse los resultados, la Presidenta del país, Salome Zurabshivili, manifestó que estas elecciones habían sido fraudulentas, alegando que las mismas habrían contado con interferencia extranjera, más concretamente de la Federación Rusa.
Al conocer los resultados de las elecciones, la sociedad civil, en una clara muestra de hartazgo, decidió salir a las calles y enfrentó una fuerte represión policial a la que respondieron con métodos muy ingeniosos, por ejemplo, arrojando fuego artificiales a la policía. Este descontento social se agravó luego de que el gobierno anunciara su decisión de retirar la candidatura de Georgia de integrar la Unión Europea.
Es evidente que la población siente que la consolidación democrática del Kremlin está íntimamente ligada al deseo de la población de alcanzar una independencia total de la influencia de Rusia para no convertirse en la próxima de Ucrania. Es fundamental que, a partir de ahora, los funcionarios europeos en Bruselas demuestran un apoyo contundente a la oposición en Georgia, de lo contrario, Georgia caerá en manos de Rusia otra vez.
Que el conocimiento no se extinga.