El miércoles 7 de mayo un estallido bélico tomó por sorpresa a gran parte del mundo. Fue la mayor escalada de violencia en la región asiática, en el marco de la tensa y conflictiva relación que mantienen India y Pakistán.
Durante la madrugada de ese día, la República de la India lanzó un ataque con misiles al territorio de Cachemira, administrado por Pakistán, el cual es históricamente disputado por ambas naciones y fue foco de sus enfrentamientos desde la fecha de su independencia. Además, el ataque afectó las regiones aledañas a Jammu (del lado hindú) e Islamabad, la capital pakistaní, lo que se denominó “Operación Sindoor”.
Ubicada al oeste del Himalaya, la región es un enclave estratégico desde el fin de la colonización británica y es una de las zonas más militarizadas del mundo. Cachemira ha sido foco de ataques de ambos frentes por más de siete décadas y este miércoles marcó la reanudación del conflicto.
Este ataque, además de poner en alerta al gobierno chino, que también posee disputas fronterizas con India sobre la región, implicó una violación directa de las líneas de control establecidas entre ambas naciones. Pakistán condenó la Operación Sindoor, alegando que se trató de un flagrante acto de guerra y prometió represalias.
La justificación por parte de India fue que el ataque iba dirigido a nueve puestos terroristas en la frontera, recordando como antecedente el atentado terrorista en Pahalgam el 22 de Abril del mismo año, causado por dichos grupos extremistas paquistaníes. De todas formas, funcionarios del gobierno indio expresaron cautela y, si bien poseen la capacidad militar y los efectivos para transformar el escenario actual en una guerra total, se está aguardando a la respuesta enemiga para tomar decisiones.
Por otra parte, el ministro de defensa de la República Islámica de Pakistán, Khawaja Asif, afirmó: "No tenemos que prepararnos. Ya nos hemos preparado. Estamos listos para cualquier situación", demostrando que el gobierno ya preveía la reanudación de las ofensivas entre ambas naciones.
La respuesta paquistaní no se hizo esperar, puesto que, inmediatamente después al bombardeo, el gobierno islámico declaró haber derribado al menos cinco aviones indios en respuesta a la operación. Además, su primer ministro, Shahbaz Sharif, destacó que se dará respuesta a cualquier acción aventurada de India.
El conflicto entre ambas naciones no se originó en estos últimos meses, sino que data desde la independencia de ambas naciones en 1947, cuando ambos eran parte de la misma colonia británica. La tensión se dio al independizarse como dos naciones separadas, cuando la República Islámica de Pakistán englobó a los habitantes de religión musulmana y la República de India a todos aquellos pertenecientes al hinduísmo. Esto dio origen a un complejo y tumultuoso desplazamiento de civiles que llevó a conflictos y disputas religiosas durante varias décadas.
Además, la región de Cachemira fue la disputa territorial más grande que tuvieron ambos Estados, pues desde su establecimiento como el “Estado hindú de Cachemira y Jammu” según la India, han habido insurrecciones en la región por una mayoría musulmana que se oponía al gobierno indio. Esto desató guerras entre ambas naciones, lo que llevó al establecimiento de una línea de control para separar territorios controlados por cada una de las partes.
La postura oficial de India es que la región en su totalidad, incluso la que está bajo el control de Islamabad, es parte del territorio Indio. Por otro lado, Pakistán declara que Cachemira es una región en disputa acuñada ilegalmente por India, y su reclamo parte de que su pertenencia sólo puede ser determinada por la voluntad del pueblo de Cachemira, de mayoría musulmana en su orígen, y por ende propensa a formar parte del Estado islámico.
Además, en este conflicto interviene la postura de China, que tuvo un conflicto regional-fronterizo con la India en 1962 por el Tíbet y porciones de Cachemira, llegando hoy a administrar parte de dicho territorio como consecuencia de ello.
Otros antecedentes históricos relevantes incluyen la segunda guerra indo-pakistaní por Cachemira en 1965, cuando Pakistán intentó infiltrar tropas a través de la Operación Gibraltar en la región india para provocar insurgencias contra el gobierno. La intervención diplomática de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue clave para alcanzar un alto al fuego, lo que llevó al establecimiento de la Línea de Control fronterizo (LOC) que sigue existiendo y consiguió evitar una nueva guerra a gran escala.
Sin embargo, durante las últimas décadas la tensión entre la población y entre gobiernos se mantuvo, llevando a disputas fronterizas y a intentos fallidos de insurrecciones en el lado administrado por India. En 2019, por ejemplo, Pakistán derribó dos aviones de las fuerzas indias, marcando la reanudación de los enfrentamientos en el nuevo siglo.
Al analizar comparativamente los ejércitos de ambas naciones, se encuentra una superioridad de India en el ranking de fuerzas militares, ocupando el 4to puesto con más de dos millones de efectivos militares, mientras que Pakistán se sitúa en el puesto doce. Además, en lo referido a fuerza aérea y marítima, la República de la India duplica los números de Pakistán y posee tecnología de punta, tanto en radares israelíes como en tanques rusos.
Por esto, la preocupación de Islamabad de sufrir un bloqueo marítimo lo lleva a poner foco en su relación con China y las fronteras compartidas entre ambos. Tratándose de una región tan conflictiva, asegurar la línea de suministros parece ser la clave para poder hacer frente a India de desatarse una guerra total.
Sin embargo, la mayor de las preocupaciones a nivel global es el peligro de que suscitaría una guerra entre ambas naciones, ya que tanto la India como Pakistán poseen un arsenal equiparable (entre 150 y 170) de ojivas nucleares que podrían utilizar en caso de que escale la tensión. En consecuencia, intervinieron los mandatarios de todo el mundo, abogando por el diálogo para reducir las tensiones y evitar la destrucción mutua, que causaría una cantidad de bajas civiles inusitada.
La reanudación del conflicto marca un nuevo punto de quiebre en las relaciones entre ambos, y el desarrollo de este dependerá tanto de la capacidad diplomática de ambas naciones como de la presión que ejerzan las grandes potencias externas y los organismos multilaterales internacionales.
Por lo pronto, podemos hablar de un alto al fuego inmediato y total, anunciado por el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Después de intensas negociaciones y cuatro días de hostilidades, se confirmó dicha declaración desde el lado pakistaní y se retiraron las tropas de la frontera de forma parcial para iniciar a negociar sobre el conflicto y buscar la paz.
Sin embargo, ya hubo acusaciones de ambas partes involucradas de la violación de este alto al fuego en diversos puntos de la región. De este modo, la tensión se mantiene y la resolución del conflicto todavía necesita trabajo para lograrse.
Que el conocimiento no se extinga.