El jueves 11 de septiembre, el Superior Tribunal Federal (STF) -la máxima corte de Brasil- condenó con una votación de 3 a 1 al expresidente por los cargos de participación en el intento de golpe de Estado, participar en una organización criminal armada, entre otros. Esto ocurrió junto a otros siete imputados acusados de participar con Bolsonaro, quienes también fueron condenados.
Según el STF, la fiscalía presentó pruebas contundentes de la existencia de un grupo liderado por Jair Messias Bolsonaro, el cual creó e implementó un plan para atacar la democracia y sus instituciones, con el fin de obstaculizar la asunción en 2022 del actual presidente Lula da Silva.
Este hecho fue histórico, ya que es la primera vez que un exjefe del Estado brasileño es condenado por golpismo. Sin embargo, es el tercer expresidente condenado en el país, detrás del actual mandatario Lula da Silva y Fernando Collor.
Este hecho dividió a la sociedad brasileña entre los partidarios del expresidente y sus críticos. Tras la noticia de la condena, los primeros mantuvieron una vigilia en su condominio, mientras que los críticos celebraron la noticia como un triunfo de la democracia. Al mismo tiempo, la red social X se convirtió en un campo de batalla en el que ambos sectores expresaron sus opiniones sobre lo acontecido.
Los continuos intentos y presiones por parte de la derecha brasileña y de Estados Unidos no fueron suficientes para salvar a Bolsonaro de la condena.
Los abogados defensores de Bolsonaro anunciaron el mismo día que apelarán la sentencia, incluso en ámbitos internacionales. Fabio Wajngarten, asesor de Bolsonaro, expresó que la defensa considera que las condenas impuestas son “increíblemente excesivas y desproporcionadas”, motivo por el cual presentará los recursos correspondientes, con el fin de liberar al expresidente.
Al mismo tiempo, Bolsonaro mantiene su postura desde el inicio, rechazando la condena y calificándola como una persecución política. Postura que sus seguidores y Estados Unidos respaldan. La decisión del STF tuvo tanta repercusión que Donald Trump -quien se expresó “sorprendido” y descontento”- impuso sanciones y aranceles como consecuencia.
Este revés en la vida de Bolsonaro podría marcar el punto final de su carrera política como referente de la extrema derecha, aunque sus aliados están en la búsqueda de la amnistía. Su futuro permanece incierto.
Que el conocimiento no se extinga.