A principios de octubre de este año el gobierno suizo decidió aprobar el cambio de frontera que comparte con Italia en los Alpes. Este cambio fue propuesto en 2023, no fue el primero de esta característica y se sospecha que no será el último. Esto se debe a que gran parte de la frontera que comparten estos dos países está definida por glaciares que se encuentran en constante derretimiento. El área afectada está debajo de una de las montañas más altas del continente, llamada pico “Matternhorn”. Con la aprobación de este desplazamiento los países tendrán que determinar qué áreas naturales les corresponde mantener, y cuáles deberán ceder al otro. Esto demuestra la consecuencia política que genera el calentamiento global.
Ambas naciones han tenido fuertes olas de calor y sus glaciares han sufrido graves consecuencias, perdiendo más del 4% de su volumen en el sector Suizo. Además de la problemática política que conlleva un cambio de frontera, los peligros que están trayendo estos fenómenos aumentan cada vez más, arriesgando las vidas de las personas que deciden visitar los Alpes y de aquellas que viven en pueblos cercanos. La primera vez que Suiza movió su frontera por un fenómeno ambiental fue en el año 2000, cuando en Zermatt un glaciar sufrió un deshielo que causó que se desplazara alrededor de 150 metros. El miedo es que esto suceda con cada vez más frecuencia, ya que la frontera que separa ambas naciones cuenta con 40 kilómetros cubiertos por glaciares. Suiza ya ha demostrado preocupación al respecto, y expertos dicen que no se sorprenderían si para finales de siglo el 90% de sus glaciares hayan sufrido un deshielo.
Otra consecuencia del derretimiento de las masas de hielo es que están perdiendo su función de aportar agua dulce a los ciudadanos, un recurso que durante las extremas olas de calor es sumamente valioso.
Este desplazamiento en la frontera sería un pequeño efecto de lo que podría ocurrir en un futuro: a gran escala la geografía del mundo como la conocemos podría cambiar completamente, y los representantes de grandes naciones se verían obligados a tomar decisiones acerca de sus límites territoriales. Aún no se conocen los cambios exactos que se van a implementar en la frontera, serán dados a conocer una vez que ambas partes hayan firmado el acuerdo y este sea publicado.
Que el conocimiento no se extinga.