Rusia y Ucrania acordaron un nuevo intercambio de prisioneros, entre los cuales se debían encontrar aquellos soldados heridos o en estado de salud grave y menores de 25 años. El acuerdo fue confirmado por el Ministerio de Defensa rusp y por Volodimir Zelenski, quien declaró que “los ucranianos vuelven a casa desde el cautiverio ruso”.
Sin embargo, el domingo 8 de junio, Rusia acusó a Ucrania de aplazar el intercambio y no respetar el acuerdo, argumentando en sus declaraciones que los trenes que transportaban a los soldados ucranianos debían partir hacia la frontera, pero que el gobierno no había organizado el encuentro para recogerlos. Ucrania negó dichas acusaciones, declarando que ellos cumplían estrictamente con los acuerdos alcanzados, ya que las medidas de repatriación estaban previstas para la semana siguiente. Por su lado, Zelenski acusó a Rusia de “jugar un sucio juego político y de información” con el intercambio, y que fueron ellos quienes rechazaron su oferta de un canje “todos por todos”.
Durante una segunda ronda de conversaciones de paz directas llevadas a cabo en Estambul, Rusia y Ucrania acordaron intercambiar un mayor número de prisioneros el siguiente fin de semana. Vladimir Medinsky, jefe de la delegación rusa para las conversaciones de paz con Ucrania, declaró que sería el mayor intercambio en los últimos tres años de guerra. Asimismo, afirmó que el grupo de contacto del Ministerio de Defensa ruso esperaba en la frontera con Ucrania, pero alegó que los ucranianos habían pospuesto inesperadamente el traslado de cadáveres y el intercambio de prisioneros de guerra por tiempo indefinido y habían dado razones “bastante extrañas” para hacerlo.
Ucrania, por su parte, negó las acusaciones y mencionó que no corresponden con la realidad, puesto que el intercambio de prisioneros de guerra y los cadáveres de soldados eran procesos separados. Cómo redactó el Cuartel General de Coordinación para el Trato de los Prisioneros de Guerra en Ucrania, es un evento desafortunado, ya que, en lugar del diálogo constructivo, nos enfrentamos a nuevas manipulaciones e intentos de utilizar cuestiones humanitarias delicadas para fines informativos y de juegos de poder.
Si bien los intercambios de prisioneros de guerra habían sido un punto de acuerdo poco común entre los países en conflicto desde el comienzo, el fracaso del intercambio programado para este sábado 7 de junio deja en evidencia la falta de confianza que hasta ahora ha empañado las conversaciones de paz. Cabe destacar que este desacuerdo se produjo luego del nuevo ataque aéreo ruso contra Ucrania, el cual causó la muerte de 3 personas en la ciudad de Járkiv.
Esto manifiesta, una vez más, que el juego político permanece más fuerte que la responsabilidad humanitaria, puesto que Rusia aún no prioriza los derechos y la vida de aquellos que permanecen en un terrorífico cautiverio desde que inició el conflicto. Sin embargo, como en cualquier juego de poder, hay una guerra de por medio, en la que ningún Estado “cede” en pos de estas vidas que quedaron en el medio.
Que el conocimiento no se extinga.