Entre el 15 y el 17 de junio se llevó a cabo la edición número 51 del Grupo de los 7 (G7), en Alberta, Canadá. El grupo está conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido; y se reunió para abordar temas como la paz y la seguridad internacional, la estabilidad y el crecimiento económico global, la transición digital y los diferentes desafíos y oportunidades globales en un mundo en rápida transformación. A estos objetivos se sumó la preocupación por fortalecer la gobernanza tecnológica y consolidar mecanismos de respuesta a crisis sanitarias y económicas imprevistas.
En está edición participaron como invitados los presidentes de Corea del Sur y Ucrania, así como también los primeros ministros de India, Australia y Uruguay. Durante la reunión se firmaron seis declaraciones conjuntas para la cooperación en áreas como inteligencia artificial, prevención de incendios forestales, contrarrestar la desinformación y la injerencia extranjera, generar avances e innovación en materia cuántica, luchar contra la delincuencia transnacional y asegurar el suministro de minerales críticos. De esta manera, las declaraciones incluyen compromisos para impulsar estándares éticos en IA y para compartir plataformas de datos climáticos que sirvan a políticas de mitigación.
A su vez, Canadá anunció un fondo de 2.000 millones de dólares canadienses para apoyar a Ucrania y reforzar las sanciones contra Rusia. También se estableció una hoja de ruta para la adopción de IA en el sector público y se impulsó la Alianza para la producción de minerales críticos, liderada por Canadá, que busca reducir la dependencia de proveedores estratégicos y diversificar las vías de abastecimiento de materias primas esenciales para tecnologías verdes y digitales. Las declaraciones oficiales resaltan el compromiso con la transparencia de estas cadenas de suministro en toda la alianza G7.
En el plano diplomático surgieron fisuras significativas. Mientras algunos países reafirmaron su apoyo rotundo a Ucrania, Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, se retiró antes de una reunión prevista con Zelensky. Los intentos de emitir una declaración sobre Ucrania fueron bloqueados, lo que evidenció la dificultad de lograr una postura unificada frente al conflicto. Por su parte, delegados de Alemania e Italia impulsaron conversaciones bilaterales con la representación estadounidense para preservar la cohesión operativa en apoyo militar y humanitario.
También se adoptó una declaración sobre el conflicto entre Irán e Israel, donde el G7 reafirmó el derecho de Israel a defenderse, pidió un alto el fuego en Gaza y advirtió sobre riesgos para los mercados energéticos. Aunque se reconoció la gravedad humanitaria en Gaza, persisten diferencias entre los miembros sobre cómo enfocar la crisis, especialmente en lo que respecta a sanciones y asistencia civil.
Por otro lado, el primer ministro canadiense Mark Carney, anfitrión de la cumbre, calificó la falta de un comunicado final como “un desafío diplomático”, aunque destacó los progresos en áreas técnicas y en cooperación con países invitados como India y Australia. Carney también anunció la creación de un grupo de trabajo permanente para dar seguimiento a la implementación de las medidas acordadas en materia de IA, minerales y respuesta a desastres naturales. Así, pese a las dificultades, el G7 avanzó en el compromiso con las herramientas digitales y el fortalecimiento de los sistemas de resiliencia ante crisis globales.
Que el conocimiento no se extinga.