En las últimas semanas, el continente europeo experimentó una serie de acontecimientos políticos y militares, relacionados con la tensión cada vez más palpable entre la Unión Europea y Rusia. Las elecciones en Moldavia, donde resultó vencedora la candidata proeuropea Maia Sandu, se desarrollaron en un contexto de guerra híbrida entre Europa y Rusia, lo que abre la posibilidad de una escalada aún mayor de tensiones.
El domingo 28 de septiembre se celebraron elecciones en Moldavia, un pequeño país centroeuropeo que comparte fronteras con Rumania y Ucrania. En dichos comicios el partido gobernante, Acción y Solidaridad, liderado por la presidenta en funciones Maia Sandu, resultó vencedor. Esta fuerza política, de orientación proeuropea, se caracteriza por su rechazo a la Federación Rusa y por su objetivo de lograr la adhesión de Moldavia a la OTAN y a la Unión Europea.
Tras conocerse los resultados, Sandu subrayó la importancia de este triunfo en un escenario donde Rusia intenta influir en las elecciones de varios países europeos, sobre todo en aquellos que formaron parte de la extinta Unión Soviética.
Cabe destacar que Moldavia -antes conocida como Besarabia- se integró a la URSS después de la Segunda Guerra Mundial. Rumania, país con el que comparte fuertes lazos culturales, perdió este territorio luego de su derrota como aliado del Eje durante el conflicto bélico.
Con la disolución de la URSS, Moldavia se encontró rodeado por países miembros de la OTAN, pero sin formar parte de su alianza. Con la invasión de Rusia a Ucrania en 2022, la dirigencia moldava concluyó que su integridad territorial estaba en peligro.
Militares rusos participan en un ejercicio de aterrizaje anfibio en la costa de Crimea el 18 de octubre de 2021. SERGEI MALGAVKO. GETTY
En paralelo, varios países europeos registraron movimientos irregulares, posiblemente atribuibles a injerencias extranjeras por parte de Rusia. Principalmente en redes sociales, las campañas de desinformación contra los políticos proeuropeos cobran gran intensidad. Estas campañas buscan convencer a la población europea de los efectos negativos del apoyo incondicional a Ucrania.
Estas maniobras se enmarcan en la estrategia de la Federación Rusa de librar una guerra híbrida contra la Unión Europea. El presidente ruso, Vladimir Putin, es consciente del peligro inminente que significaría una guerra directa con cualquier país de la OTAN. Por lo tanto, ha optado por desarrollar un conflicto no convencional.
Entre las principales estrategias rusas se encuentran la presencia de drones rusos en varios países europeos -Polonia, Estonia, Dinamarca, entre otros, la utilización de barcos fantasma, navíos rusos que navegan sin pabellón por el Mar Báltico y la injerencia en elecciones europeas.
Aunque el enfrentamiento entre Rusia y Europa constituye un desafío complejo que involucra a todo el continente, el caso moldavo ilustra de manera concreta las consecuencias de la política rusa en la región.
Que el conocimiento no se extinga.