El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, afronta una creciente presión interna tras el resultado adverso que obtuvo su partido en las elecciones legislativas parciales del 20 julio. El Partido Liberal Democrático (PLD), que gobierna en coalición desde 2012, perdió su mayoría en la cámara alta del parlamento. Esta no es la primera vez que ocurre: en octubre de 2024, el PLD también perdió su mayoría durante las elecciones de la cámara baja. Por primera vez desde 1955 el PLD carece de mayoría en ambas cámaras, lo cual es positivo para aumentar la diversidad de opiniones, pero también aumenta el riesgo de inestabilidad política. Es un escenario que pondrá a prueba la capacidad de liderazgo del PLD y especialmente el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba.
Ishiba, exministro de defensa y actual primer ministro tiene propuestas reformistas tanto en la política interna como su política exterior, y ahora enfrenta presiones y críticas. Aunque el primer ministro negó haber discutido su dimisión, miembros del Partido Liberal Democrático (PLD) intentaron recolectar firmas para convocar una reunión especial que impulse una nueva elección de liderazgo. Al mismo tiempo, el diario Yomiuri Shimbun realizó encuestas sobre posibles candidatos favoritos para ocupar el rol de líder del partido, donde la conservadora Sanae Takaichi se posicionó como la más elegida, con el 26 % de las preferencias, en representación del ala conservadora e incluso nacionalista del partido.
Sin embargo, pese a la presión, encuestas y un bajo porcentaje de aprobación 22,9%, el 45,8% de la población no considera necesaria su dimisión. Solamente necesita apoyo de otros partidos, ya que no cuenta con la mayoría absoluta para aprobar leyes por sí solo. Incluso surgió una campaña espontánea en redes sociales con el hashtag "#IshibaDon'tQuit" (Ishiba no renuncie), que busca que Ishiba permanezca en el poder; se lo considera un político moderado cuya dimisión puede dar pie a un fortalecimiento de la extrema derecha.
Los partidos disputaron 125 bancas de los 248 escaños totales de la cámara alta. El Partido Liberal Democrático (PLD) obtuvo 39 escaños, mientras que Komeito (partido conservador en coalición con el PLD) consiguió 8. Con los 75 escaños que no estaban en juego, la coalición gobernante suma 122, cifra insuficiente para la mayoría. Los partidos pequeños lograron avances notables. El Partido Democrático para el Pueblo (DPFP), formación de centro-derecha, ganó 17 escaños, elevando su total a 22. El Partido Democrático Constitucional ganó 22 escaños, sumando un total de 38. Sanseito, un partido de extrema derecha fundado en 2020, incrementó su representación a 15 escaños totales. Este partido, autodenominado Japanese First (Japón primero), surgió como un nuevo actor notable en las elecciones de la cámara alta de Japón: pasó de ser una fuerza marginal a un partido con capacidad de influir. Tiene una agenda nacionalista, anti-inmigración, anti-vacunas y critica el aumento del costo de vida y debilitamiento de la economía. Trabaja con un estilo político inspirado por Donald Trump, según admitió el propio líder de Sanseito, Sohei Kamiya.
Ante estos resultados, la dirección de la política exterior japonesa no cambiaría, pero las restricciones políticas podrían afectar el ritmo de administración interna. El futuro del PLD e Ishiba dependerá de la capacidad para negociar y mantener el liderazgo en este complejo escenario.
Que el conocimiento no se extinga.