El domingo 18 de mayo se celebraron las elecciones legislativas en Portugal, para votar a los 230 miembros del Parlamento. Esta es la tercera disolución de la Asamblea de la República durante el mandato presidencial de Marcelo Rebelo de Sousa. La coalición de centro-derecha ‘‘Alianza Democrática’’, quedó primera con el 32,10% de los votos, consiguió 86 bancas, seguido del Partido Socialista que obtuvo el 23,4% y 58 bancas, al igual que el reciente partido Chega de extrema derecha, que logró sumar 22,6% y quedó tercero. Con estos resultados, el Parlamento da un giro a la derecha.
¿Se termina el bipartidismo en Portugal?
Luego de la dictadura (1933-1974), la nación se caracterizó por un sistema bipartidista, disputado entre el Partido Socialista (PS) y el Partido Social Demócrata (PSD). El PSD actualmente conforma la coalición Alianza Democrática (AD), junto con el Partido Popular (CDS) y el Partido Popular Monárquico (PPM). Si bien el PS fue el segundo partido más votado, su porcentaje se traduce en una gran derrota cuando se compara con otros años. Se estima que perdieron alrededor de 400.000 votos en relación a la anterior elección y, en peores números, en el 2022 contaban con 120 bancas, en el 2024 disminuyó a 78, y este año sólo gozan de 58 escaños. Estos resultados derivaron en la dimisión de Pedro Numo Santos, líder del Partido Socialista. Desde la vuelta a la democracia, el rol de las terceras fuerzas nunca logró una influencia significativa en la política portuguesa. Sin embargo, a partir del 2019, con la aparición del Chega, este escenario empezó a transformarse.
Chega, el partido liderado por André Ventura, es conocido por defender las ideas de extrema derecha y nacionalistas. Ganó presencia en la arena política a partir de los comicios parlamentarios del 2019, en el 2022 pasó de tener 12 a 50 escaños, marcando una significativa reconfiguración del panorama político portugués. En estas últimas elecciones no sólo obtuvo 58 bancas, sino que podría comenzar a considerarse como una segunda fuerza en el país, gracias al descontento social marcado por la falta de votantes hacia el PS y escándalos de corrupción que envuelven al líder del PSD y actual Primer Ministro, Luis Montenegro. A pesar de la victoria, Alianza Democrática no cuenta con la mayoría absoluta de 116 bancas. Incluso una alianza con Iniciativa Liberal (partido de centroderecha que obtuvo el 5,5%) no alcanzaría para lograr dicha mayoría.
Las principales demandas de los ciudadanos son la escasez de viviendas (especialmente en zonas urbanas), salarios bajos y desigualdad económica, un sistema de salud y educación en donde el personal y los recursos escasean, la regulación de la inmigración, la corrupción y desconfianza institucional, y una fragmentación de la política por culpa de la inestabilidad. El partido Chega está marcado por una fuerte postura frente a la inmigración; André Ventura expresa que la inmigración ilegal contribuye a la pérdida de identidad nacional. Asimismo, buscan establecer penas más duras para delitos sexuales o de violencia doméstica, con consecuencias como prisión perpetua o incluso castración química. También abogan por una reducción de la estructura estatal, es decir disminuir las bancas de 230 a 100 y que sólo funcionen 12 ministerios.
Respecto a la economía, defienden la eliminación de impuestos, tales como la reducción al 15% del Impuesto sobre la Renta de Sociedades, la disminución del IVA del 23% al 21% y la eliminación impositiva hacia los productos petrolíferos y energéticos y a su vez, fomentan el crecimiento económico y la creación de empleo. En conferencia, el líder de Chega declaró: ‘‘No le ganamos a nadie y no estamos persiguiendo a nadie. Ganamos porque lo logramos por los portugueses, por ellos y con ellos, y es por ellos que vamos a trabajar’’. En la misma línea, afirmó que no va a parar hasta convertirse en Primer Ministro de Portugal. Estas declaraciones marcan el inicio de un líder carismático de derecha, encargado de satisfacer las demandas de una sociedad descontenta.
Los comicios de 2025 en Portugal marcan un antes y un después en el panorama político del país. La caída del PS y el ascenso de Chega como una posible segunda fuerza dejan en evidencia un quiebre del tradicional bipartidismo que dominaba desde 1974. Aún con la victoria de AD, sin una mayoría absoluta la situación podría complejizarse al momento de legislar. Con un Parlamento más fragmentado y un electorado en transformación, Portugal enfrenta el desafío de construir consensos en un escenario cada vez más diverso.
Que el conocimiento no se extinga.