La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 15 de septiembre como Día Internacional de la Democracia mediante la Resolución A/RES/62/7, aprobada el 8 de noviembre de 2007. El objetivo de esta iniciativa es promover la reflexión sobre la vigencia de la democracia en el mundo y consolidar el apoyo internacional a los procesos democráticos nuevos y restaurados.
La fecha tiene como antecedente la Declaración Universal sobre la Democracia adoptada por la Unión Interparlamentaria en 1997. Sin embargo, fue recién en 2007 cuando la Asamblea General, tras la Sexta Conferencia Internacional de las Democracias Nuevas o Restauradas celebrada en Doha en 2006, decidió institucionalizar el 15 de septiembre como jornada internacional de conmemoración.
El texto adoptado por la Organización de las Naciones Unidas reafirma que la democracia, el desarrollo y los derechos humanos son interdependientes y se refuerzan mutuamente. Destaca además que no existe un modelo único de democracia, subrayando la necesidad de respetar la soberanía y el derecho a la libre determinación de los pueblos. La resolución invita a los Estados, organismos internacionales, parlamentos y sociedad civil a celebrar la fecha cada año, fomentando la participación ciudadana, la igualdad, la transparencia y el Estado de derecho. También encomendó al Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas brindar apoyo a los Estados miembros que soliciten asistencia para fortalecer sus instituciones democráticas.
En la actualidad, el Día Internacional de la Democracia cobra especial relevancia en un escenario global atravesado por tensiones políticas, crisis institucionales y retrocesos en derechos fundamentales. Diversos informes internacionales alertan sobre el aumento de prácticas autoritarias, la restricción de libertades civiles y el debilitamiento de los contrapesos institucionales en distintas regiones del mundo. A ello se suma la creciente desinformación digital y manipulación de la opinión pública a través de plataformas tecnológicas, que ponen en riesgo la transparencia de los procesos electorales y la confianza ciudadana en las instituciones.
La fecha, lejos de ser una mera conmemoración simbólica, se propone como una plataforma de debate y acción. Con esta iniciativa, la comunidad internacional busca lograr que la ciudadanía se acerque a la vida democrática. Asimismo, la conmemoración enfatiza la necesidad de fortalecer la igualdad de género y la inclusión social, recordando que la democracia sólo se sostiene plenamente cuando garantiza la representación y participación de todos los sectores de la sociedad.
La fecha invita a reflexionar sobre la necesidad de construir consensos, promover la educación cívica y consolidar la confianza en las instituciones. Es necesario recordar el valor que tiene la democracia y lo importante que resulta preservarla, teniendo en cuenta que no todos los habitantes del planeta tienen acceso a este sistema. En un escenario donde múltiples informes internacionales alertan sobre retrocesos democráticos, restricciones de libertades y debilitamiento de contrapesos institucionales, la conmemoración del 15 de septiembre actúa como un llamado a la acción colectiva.
La democracia no puede darse por sentada ni considerarse un logro definitivo: constituye un proceso en permanente construcción que exige participación activa, compromiso ciudadano y cooperación internacional. Su defensa es, al mismo tiempo, un deber de los Estados, de los organismos multilaterales y de las sociedades que aspiran a sistemas más inclusivos, justos y participativos.
Que el conocimiento no se extinga.