La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) se fundó hace 24 años como una institución destinada a combatir el terrorismo y promover la cooperación económica entre sus miembros. Tiene su origen en una iniciativa conjunta por parte de China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, quienes entonces conformaban el Grupo de los Cinco de Shanghái y buscaban fortalecer la confianza mutua, promover la paz, la seguridad y la estabilidad en la región de Eurasia. Actualmente cuenta con 10 estados miembros, además de sus miembros fundadores: Uzbekistán (2001), India y Pakistán (2007), Irán (2023) y Bielorrusia (2024).
La Cumbre celebrada en Tianjin fue la más numerosa desde la fundación de la OCS, y esto se debe a que no solo contó con la participación de los Jefes de Estado de cada uno de sus miembros, sino también de varios Estados observadores, socios de diálogo y diversas organizaciones internacionales. Entre ellos estuvieron el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres; el presidente turco, Recep Erdogan; el primer ministro egipcio, Mostafa Madbouly; el primer ministro de birmania, Min Aung Lain; y el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto.
El presidente Xi Jinping abrió en la mañana del 1 de septiembre la XXV Reunión del Consejo de Jefes de Estados Miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái y pronunció una importante intervención titulada “Mantenerse fiel a la misión fundacional de la OCS y abrir un futuro mejor”.
En su discurso, posicionó a los Estados miembros del OCS como los precursores de la cooperación militar en zonas fronterizas, el impulso a proyectos de desarrollo regional bajo la Franja y la Ruta, la promoción de la buena vecindad y la amistad duradera, así como de un multilateralismo inclusivo en la gobernanza global.
También mencionó 5 puntos considerados como “fundamentales” para el fortalecimiento de lo que Jinping denominó Espíritu de Shanghái. En primera instancia, instó a los Estados miembros a buscar puntos en común dejando de lado sus diferencias. “Las aspiraciones compartidas son la fuente de la fuerza y la ventaja”, afirmó el mandatario chino, mientras invitaba a los participantes de la Cumbre a respetar sus diferencias, mantener la comunicación estratégica, aglutinar el consenso colectivo y reforzar la solidaridad y la colaboración.
Realizó una mención al desarrollo de la iniciativa de la Franja y la Ruta, en la que Xi Jinping exhortó a los integrantes de la OCS a articular sus respectivas estrategias de desarrollo y promover la implementación de alta calidad de dicha iniciativa, para que al planificar y construir los proyectos concernientes, se incremente el impulso del desarrollo regional y bienestar de los pueblos.
El cierre estuvo marcado por un llamado a obtener resultados reales y a incrementar la eficacia de las acciones conjuntas venideras. Sobre este llamado, se propuso la creación “cuanto antes” de un banco de desarrollo de la OCS, a fin de proporcionar sustentos más sólidos para la cooperación en seguridad y economía que permitan el desarrollo de una capacidad institucional optimizada y eficiente.
El mensaje de Xi Jinping no solo reafirmó el compromiso político de China con el denominado Espíritu de Shanghái, sino que lo vinculó directamente con el desarrollo material de la organización. Los anuncios en materia de inversión, créditos y proyectos de cooperación evidencian la voluntad del mandatario de vincular su propio crecimiento al crecimiento conjunto de los Estados miembros, en línea con la idea de lograr un futuro compartido de prosperidad.
Si bien el Acta Final no incluyó cuestiones vinculadas a la Guerra entre Rusia y Ucrania, sí se condenaron los atentados terroristas perpetrados el 22 de abril en la región de Cachemira, controlados por la India, en la que murieron más de 30 personas. Asimismo, los jefes de Estado se manifestaron en contra de la crisis humanitaria que tiene lugar en la Franja de Gaza y de los ataques de Israel y Estados Unidos a Irán en junio de este mismo año.
Sin embargo, el resultado más importante que se pudo observar en la Cumbre, según diversos analistas, fue la decisión de crear un Banco de Desarrollo de la Organización de Cooperación de Shanghái. Esta estructura financiera permitiría proporcionar apoyo a proyectos de integración, emulando el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Al no existir anteriormente ningún ente financiero para el desarrollo general de los Estados participantes, aparece esta decisión como una iniciativa de extrema importancia.
Por último, llamó la atención el alto nivel de representación, lo cual demuestra, por un lado, el aumento de autoridad de esta organización, y por el otro, el hecho de que está adquiriendo cada vez más importancia en el plano internacional. Incluso Xi Jinping sostuvo en su discurso de apertura que, en la actualidad, la OCS se ha convertido en la mayor organización regional del mundo, cuya influencia y capacidad de convocatoria internacional se han vuelto cada día más fuertes.
La Declaración Final de la OCS, publicada en la página oficial de dicha entidad, establece que los Estados miembros apoyan un sistema de comercio multilateral abierto, transparente, justo, inclusivo y no discriminatorio, con el papel central de la Organización Mundial del Comercio (OMC), comprometiéndose a promover el desarrollo de una economía global abierta.
En esta misma declaración, dejaron plasmado que seguirán realizando esfuerzos conjuntos para fortalecer el sistema de comercio multilateral, con la OMC como núcleo, para responder eficazmente a los desafíos comerciales. Por último, confirman la importancia de la mantención de cadenas de suministros abiertas, inclusivas, sostenibles, estables, diversificadas y fiables.
Que el conocimiento no se extinga.