Las tensiones entre China y Filipinas en el Mar de China Meridional se han intensificado por las acusaciones bilaterales acerca de violaciones de soberanía y confrontaciones marítimas. Estas tensiones aumentaron en gran escala debido a las disputas territoriales sobre las áreas estratégicas y ricas en recursos naturales. En las últimas semanas, se han registrado múltiples colisiones y enfrentamientos en estas aguas estratégicas, lo que incrementa las preocupaciones sobre un posible conflicto abierto.
El conflicto se centra en la soberanía de diversas islas y arrecifes de la región, incluyendo también al atolón Second Thomas y al arrecife Scarborough, que ambos países reclaman. Filipinas mantiene una presencia militar en el atolón Second Thomas desde 1999 mediante el buque Sierra Madre, mientras que China reclama la soberanía total del área, exigiendo la retirada del contingente filipino. China exige la mayor parte del mar basado en su “línea de nueve puntos”. Esto es una demarcación que no es reconocida por el derecho internacional, que a su vez, también afecta a otros países de la región.
Actualmente Filipinas realizó una denuncia sobre el hostigamiento hacia sus barcos por parte de China, como también sobre la construcción ilegal de estructuras en sus aguas territoriales. Esto produjo incidentes diplomáticos y amenazas de represalias. Como Filipinas se encuentra respaldada por los Estados Unidos, intensificaron la presencia militar con el objetivo de obtener apoyo por parte de la comunidad internacional para contrarrestar las acciones de China.
Recientemente, China y Filipinas lograron alcanzar un “acuerdo provisional” para gestionar sus diferencias y reducir las tensiones. Sin embargo, este acuerdo es frágil. Ambos países se comprometieron a mantener una línea de comunicación directa, acordando también la provisión de suministros de vida para los militares filipinos en Second Thomas, siempre y cuando estos envíos sean informados y se encuentren verificados por las autoridades chinas. Pese a eso, China advirtió que no permitirá la construcción de nuevas instalaciones militares en el área.
Los enfrentamientos más recientes ocurrieron cerca del banco de arena de Sabina, ubicado al oeste de la isla filipina de Palawan, donde los buques de ambos países chocaron en lo que ambos gobiernos describen como “maniobras peligrosas”. China acusó a Filipinas de provocar los incidentes, mientras que Filipinas afirmó que sus barcos fueron embestidos deliberadamente por los guardacostas chinos. El último incidente dejó daños en los buques filipinos BRP Bacacay y BRP Engano. La tripulación filipina no sufrió heridas graves, pero las tensiones llevaron a ambos países a reforzar su presencia en la zona. Debido a esto China respondió firmemente, prometiendo continuar con acciones contundentes para proteger lo que considera sus derechos soberanos en el mar, por el contrario, Filipinas reafirma defender sus territorios reclamados.
La escalada de tensiones repercuten seriamente en la estabilidad regional, siendo la violencia una posibilidad constante y afectando por ejemplo, las rutas comerciales globales, teniendo en cuenta que el Mar de China Meridional es una de las vías más transitadas del mundo. Este conflicto, además de ser una disputa por la soberanía, también es por el acceso a la pesca, a diferentes recursos valiosos, además de potenciales yacimientos de petróleo y gas. Esta situación preocupa a la comunidad internacional porque involucra cuestiones de derecho internacional, soberanía y estabilidad regional.
Que el conocimiento no se extinga.