Decenas de miles de personas se aglomeraron en el aniversario de la Batalla de Kosovo de 1389, un símbolo central y conmemorativo del nacionalismo serbio. La oposición política y personas afines a ellas denunciaron que el gobierno actual lleva a cabo prácticas corruptas. Entre ellas, el descuido de la obra pública.
El derrumbe de una marquesina en una estación de tren de la ciudad de Novi Sad dejó 16 víctimas y fue un punto de inflexión para las protestas que comenzaron ocho meses atrás. Los manifestantes declararon ilegítimo al gobierno populista y les atribuyeron el fatídico acontecimiento de la estación de tren.
Actualmente, piden la renuncia inmediata del presidente Aleksandar Vucić, elecciones parlamentarias anticipadas y el fin del “gobierno autoritario" que rige en Serbia. Los manifestantes ven las elecciones como la única solución.
Los puntos centrales de las marchas son la plaza Eslava y frente al Parlamento. Las protestas generan decenas de bloqueos alrededor de la capital. Se estima que llegaron a participar 300.000 personas en la protesta del 15 de marzo, la mayor convocatoria en estos ocho meses. La cantidad de asistentes regulares tampoco se queda corta: el sábado 28 de junio, por ejemplo, salieron a las calles 140.000 personas. Los números reflejan un descontento significativo con el actual gobierno serbio.
El gobierno serbio utilizó a las fuerzas policiales como respuesta. La represión, el uso de gases lacrimógenos, arrestos y una violencia desmedida, llevaron a que las manifestaciones se intensifiquen; los civiles no temen combatir la fuerza policial. Se estima que más de 50 oficiales resultaron heridos, y que cientos de manifestantes solicitaron atención médica o fueron arrestados.
Aleksandar Vucić, notificó públicamente el impacto de las manifestaciones y culpó a la oposición de incitar a la violencia y atacar a la policía. Los trató de terroristas que buscan derrocar al Estado. Ana Brnabic, la presidenta del Parlamento de Serbia, tiene la misma visión que el presidente y señaló que la oposición está haciendo un llamado a la guerra civil.
Vucić no dio el brazo a torcer: rechazó las elecciones anticipadas y manifestó que las detenciones seguirán en marcha. La inflexibilidad de ambas partes lleva a que las protestas continúen.
Que el conocimiento no se extinga.