El pasado jueves 8 de mayo, Londres y Washington revelaron un nuevo acuerdo comercial. Este convenio busca aliviar tensiones arancelarias y proteger el empleo en sectores claves de ambos países. Incluye la reducción de aranceles del 27,5% al 10% sobre los 100.000 automóviles importados de manera anual y la reducción de aranceles en el acero y aluminio del 25% sobre las exportaciones británicas de acero y aluminio Contempla beneficios para ambos países: en el Reino Unido, el acceso de productos en el mercado norteamericano y la protección del empleo en el sector automotriz y siderúrgico; y para Estados Unidos, amplía el acceso a sus productos agrícolas al mercado británico y refuerza la posición de la industria automotriz estadounidense al incentivar la producción nacional.
Keir Starmer, el primer ministro británico, calificó la firma de este acuerdo como “histórica”, haciendo alusión a la cercanía que tienen ambas naciones en sus relaciones comerciales, por lo que se quiere llevar a cabo un pacto “completo e integral” para consolidarlas. Este es el primer acuerdo comercial formal en el segundo mandato de Trump. Además de beneficiar su relación con el Reino Unido, hará posible que la administración actual pueda llegar a acuerdos con otros países, como Corea del Sur, India y Japón.
Este acuerdo significó una victoria para la diplomacia británica y abre una nueva etapa en las relaciones bilaterales, con mucha cautela por parte de Starmer y Donald Trump. También marcó una mejora en relaciones exteriores británicas a costa de Europa, dado que el Brexit (la salida del Reino Unido de la Unión Europea) sigue en pie y la administración británica busca mejorar las relaciones no solo con EE.UU. sino también con China. Aun así, el primer ministro celebrará también un reciente acuerdo en Bruselas que implica relajar las medidas del Brexit que perjudican al Reino Unido; la población británica prefiere establecer y mantener buenas relaciones con Europa antes que con EEUU.
Sin embargo, hubo preocupaciones en el marco de la industria automotriz: fabricantes estadounidenses han expresado inquietudes, argumentando que el acuerdo podría poner en desventaja a vehículos producidos en países como México y Canadá, cuyas industrias están protegidas bajo el T-MEC (Tratado entre EEUU, México y Canadá). Este histórico acuerdo con el Reino Unido prioriza la importación británica, lo que puede generar futuras tensiones entre los países involucrados.
Que el conocimiento no se extinga.