El 3 de agosto de 2025, se realizó en Australia la “Marcha por la Humanidad”, una multitudinaria manifestación en apoyo al pueblo palestino. A pesar de las fuertes lluvias, miles de personas marcharon por el Puente del Puerto de Sídney para exigir el fin del conflicto, el envío de ayuda humanitaria a Gaza y sanciones contra Israel.
Según la Policía de Nueva Gales del Sur, hasta 90.000 personas participaron del evento, aunque los organizadores, del Grupo de Acción Palestina de Sídney, estimaron hasta 300.000 asistentes. Durante la movilización, se usaron ollas y sartenes como símbolo de las condiciones de hambruna denunciadas en Gaza.
Durante la semana previa, tanto la Policía como el primer ministro del estado de Nueva Gales del Sur, Chris Minns, intentaron impedir la realización del evento en el icónico puente, argumentando riesgos de seguridad e interrupciones en el transporte. Sin embargo, el Tribunal Supremo del estado falló a favor de los organizadores y permitió la marcha, reafirmando el derecho a la protesta.
La manifestación fue organizada por el Grupo de Acción Palestina de Sídney, que acusa a Israel de cometer genocidio en su guerra contra Hamás, acusación que Israel niega. En su convocatoria, publicada antes del evento, el grupo planteó tres demandas centrales: la eliminación de las restricciones al ingreso de ayuda humanitaria en Gaza, un alto el fuego y la retirada inmediata de las fuerzas israelíes, y la imposición de sanciones y un embargo de armas contra Israel.
Esta protesta, de carácter masivo, ejerce presión sobre el gobierno australiano, que históricamente mantiene una postura alineada con Israel como aliado estratégico en Medio Oriente. Sin embargo, la magnitud y el respaldo popular por parte de diversas organizaciones y sindicatos en esta movilización reflejan un creciente debate interno que podría desafiar esa posición tradicional, evidenciando una mayor preocupación en la política y la sociedad australiana por la crisis humanitaria y el conflicto en Gaza.
Resulta evidente que la sociedad civil australiana muestra una creciente preocupación por la situación en Gaza y expresa su voluntad de influir en las políticas nacionales relacionadas con el conflicto.
Que el conocimiento no se extinga.