El 18 de julio se conmemora el Día Internacional de Nelson Mandela, en honor a su nacimiento, como homenaje a los aportes del expresidente sudafricano en favor de la cultura, la paz y la libertad. Fue decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en noviembre de 2009.
El objetivo principal de esta efeméride es impulsar acciones solidarias en comunidad para lograr pequeñas transformaciones. Esto incluye cuidar el medioambiente, ayudar a los vecinos del barrio, colaborar en refugios para personas o animales y promover campañas de donación. Como dijo Nelson Mandela en Long Walk to Freedom (Un largo camino hacia la libertad): “Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Es la diferencia que hicimos en la vida de los demás lo que determina el significado de la vida que llevamos”.
En 2015, la ONU amplió los fines de esta fecha e incluyó la promoción de mejores condiciones para las personas privadas de la libertad, afirmando que los reclusos también son parte de la sociedad, y reconoció el trabajo del personal penitenciario a nivel mundial.
Nelson Rolihlahla Mandela nació en Mvezo, Provincia del Cabo el 18 de julio de 1918 y falleció en Johannesburgo el 5 de diciembre de 2013. Fue un abogado y activista sudafricano que dedicó su vida a la lucha contra el apartheid, el sistema de segregación racial impuesto para sostener la supremacía blanca y excluir a la mayoría negra. En 1944 se unió al Congreso Nacional Africano (CNA), donde organizó protestas y campañas de resistencia.
En 1961 creó Umkhonto we Sizwe (La lanza de la nación), la rama armada del CNA, que marcó un giro en la estrategia contra la oposición armada mediante sabotajes. En 1962 fue arrestado por salir ilegalmente del país y por incitar a la huelga. Durante su juicio, negó la legitimidad del tribunal, pero admitió sus actividades. Mientras cumplía la condena, en 1963 fue enjuiciado nuevamente en el llamado Juicio de Rivonia, acusado junto a otros líderes del CNA de sabotaje, conspiración para derrocar al gobierno e intento de reemplazarlo por uno democrático. En 1964 fue condenado a cadena perpetua. Pasó 27 años en prisión —la mayor parte en la Isla Robben—, tiempo en el que se transformó en un símbolo global de rebeldía contra la opresión racial.
Aunque Nelson Mandela fue condenado a cadena perpetua en 1964, fue liberado el 11 de febrero de 1990. Su encarcelación no fue un acto judicial, sino una decisión política motivada por la creciente presión internacional contra el régimen del apartheid, que incluía sanciones económicas y diplomáticas; la intensificación de la resistencia interna encabezada por el Congreso Nacional Africano; y el colapso progresivo del sistema segregacionista, que ya no era sostenible social ni económicamente. A fines de los años 80 y principios de los 90, Mandela lideró negociaciones secretas con el gobierno que facilitaron su salida de la cárcel, y fueron clave para desmantelar el sistema del apartheid y evitar una guerra civil en Sudáfrica, dando lugar a la democracia. En 1994 se convirtió en el primer presidente negro del país y organizó la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Tras dejar el cargo en 1999, con un único mandato presidencial, se dedicó a impulsar causas sociales y luchó por los derechos humanos a nivel mundial: promovió la paz, y la lucha contra la pobreza y el VIH/SIDA. También fundó organizaciones como The Elders (Los mayores) y La Fundación Nelson Mandela que se dedican a fomentar el diálogo, la resolución pacífica de los conflictos y la construcción de sociedades más justas y equilibradas.
Mandela entendió que, aunque en el mundo aún persisten la discordia, el odio y la violencia, romper y destruir es el camino fácil: “Los héroes son los que firman la paz y construyen”. Para él, una preocupación sincera por los demás era la clave para transformar esa realidad y acercarnos al mundo mejor con el que soñamos.
Que el conocimiento no se extinga.