Habitamos un mundo extenso y diverso, las culturas difieren entre sí y cada habitante del planeta tiene tradiciones distintas. En algunos rincones del mundo podemos encontrar una tradición particular que implica el uso de aros de metal que se colocan alrededor del cuello desde una edad temprana, creando la ilusión de un cuello alargado. Es por eso el apodo aplicado a las “mujeres cuello de jirafa”, siendo este un término coloquial que se utiliza en contextos externos a la comunidad y que puede ser visto como despectivo por algunas de las propias mujeres Kayan.
Las “Mujeres jirafa” pertenecen a las tribus Kayan, también conocidas como Padaung, originarias de la República de la Unión de Myanmar. Estas comunidades también se extendieron por diversos sectores del continente asiático y africano.
No hay una historia clara respecto al origen de la tradición, la única aceptada por dicha comunidad es que lo hacen por belleza e identidad cultural. Hace cientos de años cuando aún estaban situados en Burma, comenzó por el deseo de mantener el cuello delgado de la mujer por cuestiones estéticas. La práctica se ha transmitido de generación en generación, lo que la convierte en una parte clave de su herencia cultural.
Por otra parte, la creencia entre los Kayan es que su origen se remonta a una dragón hembra y un ángel híbrido de humano. Esta historia inspira su festival más importante, el Kay Htein Bo, donde se busca evocar la imagen de un dragón.
¿Cómo inicia?
Las niñas suelen empezar a usar los aros a una edad temprana, alrededor de los 5 años. A lo largo de su crecimiento, se les añaden más aros para alargar el cuello. Es un proceso gradual que puede continuar hasta que alcancen la adolescencia o incluso una edad mayor.
El proceso de colocación comienza con un hilo de metal que se va doblando hasta que toma forma de espiral; con el paso de los años es reemplazado con un hilo más largo para dar más vueltas alrededor del cuello.
El peso de los aros comprime la clavícula y la parte superior del pecho, lo que crea la apariencia de un cuello alargado. Los músculos que cubre el espiral se debilitan, mientras que la clavícula se va deformando hasta hundirse por el peso ejercido. Además, la mandíbula y la garganta se mantienen erectas y alzadas, ayudando a la impresión de cuello muy alargado.
Esto también impacta en la salud de las portadoras de los aros: con el uso prolongado, el cuello pierde color, desarrolla heridas, se generan coágulos de sangre, puede desarrollar infecciones, y se advierte sobre el daño psicológico causado.
Los aros suelen ser retirados del cuello cuando la mujer fallece. En algunos casos, los aros son incluidos en rituales funerarios o ceremonias de despedida. En otros casos, se pasan a otras mujeres de la familia como un símbolo de herencia cultural.
Cada comunidad del planeta mantiene sus peculiaridades. Es por eso que la tradición de las mujeres Kayan nos muestra la complejidad de la identidad cultural, se torna un reflejo profundo de identidad, historia y pertenencia. Aunque la tradición puede plantear desafíos en términos de salud y libertad personal, también es un testimonio de la conexión entre las mujeres y su herencia.
Que el conocimiento no se extinga.