¿Quién fue la primera mujer en ocupar un cargo diplomático de alto rango a nivel mundial? La respuesta es Alexandra Kollontai, una figura revolucionaria que no solo dejó huella en la política exterior rusa, sino que también marcó un antes y un después en el feminismo socialista.
Nacida en 1872 en el seno de una familia noble rusa, Kollantai rompió con su origen de clase para abrazar, desde temprana edad, las ideas marxistas y feministas. Su educación políglota y cosmopolita le permitió relacionarse en diferentes círculos intelectuales y políticos de Europa.
Su activismo político, influenciado por las condiciones de la clase obrera que presenció en Narva y por la literatura marxista que conoció en Alemania, la llevó a formar parte del ala bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR) en 1899, donde colaboró activamente en la organización de círculos obreros y en publicaciones marxistas.
En 1906, comenzó a enfocarse en la cuestión de la mujer trabajadora, criticando el feminismo burgués desde una perspectiva de clase. Su pensamiento feminista marxista se consolidó tanto en obras como “La clase obrera y la nueva moral sexual”, como en acciones concretas, fundando grupos de mujeres obreras y participando como delegada en congresos internacionales socialistas, articulando así, el feminismo marxista con el internacionalismo proletario.
Tras el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917, Kollontai fue nombrada Comisioria del Pueblo para la Asistencia Pública, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar un cargo ministerial en el gobierno soviético. Desde allí promovió políticas revolucionarias, como la legalización del aborto, el derecho al divorcio, y la protección de los derechos laborales de las mujeres.
Pero, su papel más innovador y menos conocido fue su rol en la diplomacia soviética. En 1923, fue nombrada embajadora de la URSS en Noruega, y se convirtió en la primera mujer embajadora en la historia moderna. Posteriormente desempeñó su rol en México y Suecia, donde cumplió funciones diplomáticas hasta 1945. Su papel en la diplomacia soviética fue clave durante momentos delicados, como en la Guerra de Invierno, donde actuó como mediadora en las negociaciones entre la URSS y Finlandia.
La carrera de Kollonatai estuvo caracterizada por su impronta personal de justicia social e igualdad estructural, desafiando no solo los estereotipos de género de la época, sino también las normas diplomáticas tradicionales, integró en su ejercicio el compromiso con la revolución social y la emancipación femenina.
Kollontai fue un hito fundamental para comprender cómo las mujeres han intervenido en la escena global: su rol en tender puentes entre el joven Estado soviético y otros gobiernos es clave para repensar la historia de las relaciones internacionales desde una perspectiva de género. En un campo históricamente masculinizado como el de la diplomacia, Alexandra Kollontai es una referente ineludible en la inserción de las mujeres en la diplomacia.
Que el conocimiento no se extinga.