Dentro de la prolífica filmografía del estudio japonés, Studio Ghibli, hay un largometraje que se destaca del resto por su mensaje y compromiso político. En un contexto donde el neofascismo busca irrumpir en los sistemas democráticos de todo el mundo, esta película de animación se convierte en un manifiesto antifascista imprescindible para los tiempos que corren.
Porco Rosso se estrenó en Japón el 18 de julio de 1992, siendo una de las primeras películas del estudio en alcanzar reconocimiento internacional. El film cuenta la historia de un cerdo humanoide que se desempeñó como piloto del Ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial. Su nombre real es Marco Pagot y adquirió esta forma animal luego de ver a un compañero morir en una batalla. En aquel momento, y como consecuencia de un hechizo, Pagot se convirtió en Porco Rosso.
La película se sitúa en la década del 30, cuando el Reino de Italia estaba bajo la tiranía de Benito Mussolini. El fascismo se apoderó del país, instaurando un orden autoritario iliberal dispuesto a reprimir cualquier tipo de disidencia. La época escogida no es casual: por aquellos tiempos el Imperio de Japón experimentaba una situación similar. El ascenso al poder del gobierno del General Togo inauguró la etapa más oscura en la historia de Japón.
El nacionalismo y pulsión militarista de este gobierno fascista dieron origen a la ocupación militar en, prácticamente, la totalidad de la región de Asia Pacífico. Los crímenes de guerra contra la humanidad, el genocidio que asoló a ciudades chinas, como Nankín, y las violaciones sistemáticas que sufrieron las mujeres que habitaban la Península coreana constituyen aberraciones que signaron el destino del continente asiático durante la Segunda Guerra Mundial. A día de hoy son un tema espinoso sobre el que la sociedad japonesa prefiere no hablar.
Miyazaki, fundador de Studio Ghibli y uno de los directores más importantes de Japón, fue miembro del Partido Comunista japonés en su juventud y plasma en esta obra muchos de sus ideales y compromisos políticos.
A lo largo del film, Porco Rosso debe atravesar varios desafíos en los que conoce a diversos personajes que lo ayudan en su misión de derrotar al régimen fascista de Mussolini. Es especialmente tierno el momento en el que Tokiko Kato, cantante popular japonesa que interpreta al interés romántico de Porco Rosso, interpreta Les Temps des cerises, himno de la Comuna de París.
Estas decisiones creativas de Miyazaki parecen inusuales en una película pensada para niños y adolescentes, pero si por algo se ha caracterizado Studio Ghibli es por desafiar a su público. A diferencia de Disney, Ghibli busca que sus espectadores reflexionen sobre los grandes interrogantes de nuestro tiempo. En toda su obra, hay mensajes ecologistas y pacifistas que alientan el crecimiento personal de los niños y jóvenes en Japón y el mundo.
Al igual que en otras de sus obras, en Porco Rosso lo verosímil se cruza con lo fantástico, dando lugar a un mundo surreal donde el héroe de guerra no es un muchacho guapo y apuesto, sino un simpático cerdito que peleó en la primera guerra mundial. Porco Rosso constituye un pilar esencial para comprender el estilo y la evolución del estudio japonés.
Esta cinta de Studio Ghibli resulta necesaria para los tiempos que corren, sobre todo teniendo en cuenta el contexto en el que nos encontramos, donde los partidos de ultraderecha buscan reescribir el pasado reciente.
Que el conocimiento no se extinga.